viernes, 21 de septiembre de 2012

CAPITULO 1 PARTE 6


...... empaquetado con nácar, pero suspendidas del techo y de cristal fino, había unas lámparas de araña. Por la noche cuando estas habitaciones persas brillantes se encendían, presentaban una escena de bárbaro esplendor, bien echo para deslumbrar a los ojos de  un oriental suntuoso.  Cada cuadrado diminuto de cristal  reflejaba un punto de luz  cada cual más grande  dando lugar a una lámpara de araña, y así cada lámpara, el voluptuoso persa se encontraba a sí mismo rodeado por miles de ellas.
Situado en el diván, hacia el final de una de estas espléndidas habitaciones, con una caja de cigarrillos  abierta  ante él, estaba el hombre que hace unos minutos nos llevo al otro sitio y se fue del carruaje. Ofreciéndonos cigarrillos  nos invito a sentarnos, y en un preciso ingles( el a sido alguna vez ministro persa de Inglaterra) se presento como  Nasr-i-Mulk, ministro del shah de asuntos exteriores, el mismo caballero, os acordareis de el, apareció en la mañana antes de mi presencia en el shah. (En el primer libro).
Yo le reconocía fácilmente ahora, y el también, me pregunto cuando iba a dejar Teherán; pero en el oscuro vestíbulo de otro palacio mi recuerdo de esa cara y figura era inexistente. Resulta, después de todo, que el desgraciado al que pagamos para que nos llevase a la embajada rusa, nos llevo en su ignorancia a la oficina persa de extranjeros.
“Yo lo sabia, si ¡¡rómpalo todo!! Yo sabia que no era el ministro ruso en el momento en que le vi” –dijo el señor M___.como salimos  ahora desde la habitación brillante. Su confianza  en el conocimiento del carácter ruso que había empezado a caer a cero, revivió maravillosamente descubriendo nuestro absurdo y pequeño error,esto es todo lo que pudo hacer para continuar con él y nosotros siguiendo al guía   Nasr-i-Mulk  que había sido enviado para mostrarnos la embajada rusa.
Andando durante unos minutos nos trajo a nuestro destino, donde encontramos en la persona del general Melnikoff a un caballero, que poseía la suavidad, y las cualidades simpáticas  de un buen diplomático de alto grado.
                                         ENTREVISTA CON EL GENERAL MELNIKOFF
¿Quién es el señor stevens?- exclamo el general con algo de entusiasmo,   avanzo hasta la puerta para conocernos, su cara limpia y radiante mostraba placer. Y agarrándome una mano  expresó gran satisfacción por la reunión con una persona que ha hecho “tan maravilloso viaje”etc, etc y etc.
nunca hizo el señor Pickwick  un comentario más agradable al caballero sordo, o respeto más benigno que al reloj del maestro  Humphrey, que..................

No hay comentarios:

Publicar un comentario